La
Comunión Espiritual de la Humanidad
Conferencia
a cargo de Rudolf Steiner, Dornach, 23 de diciembre 1922, GA 219 (Steiner
Archive)
Esta
conferencia, conferencia 8 de 12 en el ciclo de conferencias El hombre y el
mundo de las Estrellas, fue dada en Dornach, el 23 de diciembre de 1922, por el
Dr. Rudolf Steiner. Fue traducido por D.
S. Osmond.
El título del volumen en la Edición Completa del Centenario que contiene el
original en alemán de estas conferencias es: Das Verhältnis Der Sternenwelt
zum Menschen und des Menschen zur Sternenwelt. Die geistige Kommunion der
Menschheit.
Se reproduce aquí con permiso del Nachlassverwaltung Rudolf Steiner, Dornach,
Suiza.
LA
COMUNIÓN ESPIRITUALDE LA HUMANIDAD
Misterios
de Mediados de Verano e Invierno
Dornach,
23 de diciembre de 1922.
El festival
de Navidad puede ser la ocasión para comparar el Misterio sobre el cual se basa
con Misterios que fueron el resultado de diferentes condiciones en la evolución
de la humanidad. El Misterio de Navidad - cuando se concibe como un misterio -
pertenece intrínsecamente al invierno. Surgió a partir de concepciones del
mundo espiritual que tenían que ver principalmente con el vínculo establecido
entre el hombre y la escena de su vida en la Tierra a principios del invierno.
Cuando
dirigimos nuestra atención a los Misterios que se celebraban en ciertas partes
de Asia mucho antes de la fundación del Cristianismo y en los que se dio
expresión a muchos pensamientos cósmicos sublimes, o cuando comparamos el
Festival de Navidad con Misterios que se celebraban también en tiempos
pre-cristianos en Europa central, del norte y del oeste, nos llama la atención
el hecho de que eran eminentemente Misterios de Verano, relacionados con la
unión entre el hombre y todo lo que tiene lugar en la vida terrenal en la época
de Verano. Para entender el significado esencial de estos Misterios, debemos
pensar, en primer lugar, de esa parte de la evolución de la humanidad que
precedió al Misterio del Gólgota.
Mirando
hacia atrás a tiempos muy antiguos nos encontramos con que los Misterios eran
instituciones de hombres aún poseídos de la facultad de la clarividencia
instintiva. En ciertos estados de conciencia entre el dormir profundo y el
completo despertar, en estados donde los sueños eran expresiones de la realidad,
los hombres pertenecientes a esa antigua humanidad aún podían asomarse a los
mundos espirituales desde donde el ser humano desciende a su cuerpo físico en
la Tierra. Todo ser humano en aquellos tiempos podía hablar y pensar de los
mundos espirituales, así como un hombre de hoy puede hablar sobre el
conocimiento ordinario que ha aprendido en la escuela. Como ustedes saben, he
dicho a menudo que lo que los hombres de esos tiempos antiguos retenían del
mundo espiritual-suprasensible se presentaba a ellos en imágenes - no las
imágenes de los sueños, pero algo parecido a ellas. Considerando que sabemos
muy bien que las imágenes de nuestros sueños se tejen desde nuestras
reminiscencias, que surgen desde el organismo y, a diferencia de nuestros
pensamientos, no reflejan la realidad; a través de la naturaleza misma de las
Imaginaciones de la antigua clarividencia, los hombres sabían que eran
expresiones - no, es cierto, de cualquier realidad externa, material, ni de
cualquier realidad histórica, sino de un mundo espiritual que yacía oculto
detrás del mundo físico. Así, el mundo espiritual era revelado a los hombres a
través de imágenes.
Pero
no debe imaginarse que aquellos hombres de una época anterior no tenían
pensamientos. Tenían pensamientos, pero no los adquirían como el hombre
adquiere sus pensamientos en la actualidad. Si un hombre de la era moderna va a
tener pensamientos, debe exigirse internamente, debe elaborar sus ideas a
fuerza de voluntad interna. Un tipo similar de actividad era, es cierto, ejercida
por los hombres de la antigüedad en relación con las imágenes que reflejaban
para ellos una forma espiritual de existencia, pero los pensamientos llegaban
con las imágenes. Uno bien puede sorprenderse ante el poder y el brillo de los
pensamientos de aquella humanidad antigua, pero esos pensamientos no se
formularon mediante el esfuerzo, fueron recibidos como revelaciones.
Ahora,
así como hoy en día nosotros tenemos escuelas y colegios, en aquellos tiempos
había Misterios institucionales en los que el arte, la ciencia y la religión no
estaban separados. No se hacía distinción entre la creencia y el conocimiento.
El conocimiento llegaba en la forma de imágenes; pero la creencia se basaba
firmemente en el conocimiento. Tampoco se hacía ninguna distinción entre lo que
los hombres convertían con diversos materiales en obras de arte, y lo que
adquirían en forma de sabiduría. Hoy en día la distinción se hace diciendo: Lo
que el hombre adquiere en forma de sabiduría debe ser verdad; pero lo que él
encarna en sus materiales como pintor, escultor o un músico - eso es fantasía!
Goethe
fue realmente el último sobreviviente de los que no tenían este punto de vista.
El consideraba como verdad, tanto lo que él encarnaba en sus materiales como
artista y como lo que tenía por ciencia. La filistéica expresión en la
distinción entre lo artístico y lo científico, no aparece hasta relativamente
tarde, de hecho, después del tiempo de Goethe. Goethe era todavía capaz, cuando
vio las obras de arte en Italia, de pronunciar las palabras hermosas:
"Tengo la idea de que en la creación de sus obras de arte los griegos
procedían con las mismas leyes por las que la naturaleza misma Crea y de las
cuales estoy en la pista”. En Weimar, antes de ir a Italia, él y Herder
habían estudiado la filosofía de Spinoza juntos. Goethe se había esforzado por
profundizar su comprensión de que todos los seres en el entorno del hombre
están impregnados por lo divino-espiritual. Él también trató de descubrir las
manifestaciones de este divino-espiritual en los detalles, por ejemplo, en la
hoja y la flor de la planta. Y la forma en que él construyó para sí mismo una
imagen de la forma de la planta y la forma del animal en sus estudios botánicos
y zoológicos era idéntica como actividad del alma con el procedimiento que
adoptó en sus creaciones artísticas.
Hoy
en día es considerado no científico el hablar de una y la misma verdad en el
arte, la ciencia y la religión. Pero como ya he dicho, en esos antiguos centros
de aprendizaje y cultura, el arte, la ciencia y la religión eran uno. En
realidad fueron los líderes en estos Misterios que poco a poco comenzaron a
separar pensamientos particulares, de aquellos que fueron revelados a los
hombres con su clarividencia instintiva y establecer una sabiduría compuesta de
pensamientos. Por todas partes vemos una sabiduría compuesta de pensamientos
que surge en los Misterios desde la visión clarividente. Considerando que la
mayoría de los hombres se contentaban con una visión pictórica, se mostraban
satisfechos de tener la revelación de esta visión espiritual que se les
presentan en forma de mitos, cuentos de hadas y leyendas por aquellos que eran
capaces de hacerlo, los líderes de los Misterios estaban trabajando en el
desarrollo de una sabiduría compuesta de pensamientos. Pero eran plenamente
conscientes de que esta sabiduría era revelada, no adquirida por los poderes
propios del hombre.
Debemos
tratar de transportarnos dentro de esta actitud bastante diferente del alma.
Voy a ponerlo de la siguiente manera. - Cuando el hombre de hoy concibe un
pensamiento, él lo atribuye a su propia actividad de pensar. Él forma cadenas
de pensamientos, en conformidad con las reglas de la lógica - que a su vez son
el producto de su propio pensamiento. El hombre de la antigüedad recibía los pensamientos.
Él no daba ninguna importancia al cómo las conexiones entre los pensamientos
debían ser formulados, porque venían a él como revelaciones. Pero esto
significaba que él no vivía en sus pensamientos de la forma en que nosotros
vivimos en los nuestros. Consideramos nuestros pensamientos como una posesión
de nuestra alma; sabemos que hemos trabajado para adquirirlos. Por así decirlo,
han nacido de nuestra propia vida del alma, han surgido desde nosotros mismos,
y los consideramos como nuestra propiedad. El hombre de antaño no podía
considerar su pensamiento en esta forma. Eran iluminaciones; habían venido a
él, junto con las imágenes. Y esto dio lugar a una sensación y actitud muy
definida hacia los pensamientos llenos de sabiduría. El hombre se decía a sí
mismo al contemplar su pensamiento: "Un ser divino de un mundo superior ha
descendido en mí. Yo participo de las ideas que en realidad están pensando
otros Seres - seres que son más elevados que el hombre, pero que me inspiran,
que viven en mí, que me dan estos pensamientos. Puedo por tanto, sólo
considerar los pensamientos como concedidos a mí por Gracia de lo alto.”
Es porque el hombre de la antigüedad tenía esta visión que sentía la necesidad
en ciertas épocas del año de hacer una ofrenda de estos pensamientos a los
seres superiores, a través de sus sentimientos. Y esto se hacía en los
Misterios de Verano.
En
el Verano la Tierra está más entregada a su propio entorno, a la atmósfera que
la rodea. No se ha contraído a causa del frío o envuelto en un vestido de
nieve, está en relación permanente con su medio ambiente atmosférico. Por lo
tanto el hombre también se da a la amplia expansión cósmica. En el verano se
siente unido a los Dioses Superiores. Y en aquellos tiempos remotos el hombre
esperaba la temporada de pleno Verano - el tiempo cuando el Sol está en el
cenit de su poder - con el fin de en esta particular temporada y en algunos
lugares que consideraba sagrados, establecer contacto con los Dioses
Superiores. Aprovechaba su conexión natural en verano con todo el medio
ambiente etérico, a fin de hacer una ofrenda de sacrificio, desde sus
sentimientos más profundos, a los dioses que le habían revelado sus
pensamientos.
Los
maestros en los Misterios hablaban a sus alumnos de una forma como la que sigue.
Ellos decían: "Cada año a mediados de Verano, debe hacerse una ofrenda
solemne a los Dioses Superiores en agradecimiento por los pensamientos que
conceden al hombre. Porque si esto no se hace, es muy fácil para los poderes
Luciféricos invadir el pensamiento del hombre y entonces es permeado por estos
poderes. El Hombre puede evitar esto si cada verano es consciente de cómo los
Dioses Superiores le han dado estos pensamientos y en la temporada de verano
deja que sus pensamientos fluyan de nuevo, por así decirlo, a los
dioses.” De esta manera, los hombres de la antigüedad trataban de
protegerse de las influencias Luciféricas. Los líderes de los Misterios
convocaban a los que eran de alguna forma sus alumnos y en su presencia
realizaban el rito solemne en cuya culminación los pensamientos que habían sido
revelados por los Dioses Superiores se ofrecían ahora, en forma de elevación de
sus sentimientos.
El
rito externo consistía en palabras solemnes que se hablaban a un humo
ascendente que de esta forma se expandía en ondas. Este acto estaba destinado
únicamente a significar que la ofrenda más íntima del alma del hombre a los
Dioses Superiores se estaba inscribiendo en un medio externo - el humo
ascendente - a través de palabras que creaban formas. Las palabras de la
oración inscrita en el humo ascendente, los sentimientos que el alma deseaba
enviar hacia arriba a los Dioses como ofrenda por los pensamientos que habían
revelado.
Este
era el estado de ánimo básico del alma que sostenía la celebración de los
Misterios de Mediados de Verano. Estos festivales de Verano tenían significado
sólo en la medida que los hombres recibieran sus pensamientos por medio de la
revelación.
Pero
en los siglos inmediatamente anteriores al Misterio del Gólgota - comenzando
tan temprano como los siglos 8º y 9º AC - estos pensamientos que eran revelados
desde lo alto se tornaron oscuros, y cada vez más se despierta en el hombre la
facultad de adquirir sus pensamientos a través de sus propios esfuerzos. Esto
induce en él un estado de ánimo totalmente diferente. Mientras que antes había
sentido que sus pensamientos acudían a él como si fueran de los lejanos
espacios del universo, descendiendo a su vida interior; ahora comenzaba a
sentir que los pensamientos eran como algo que se desarrollaba dentro de sí
mismo, de su propiedad, como la sangre en su venas. En tiempos antiguos, los
pensamientos se consideraban más bien algo que pertenecía al hombre como la
respiración - la respiración que se recibe de la atmósfera circundante y es
continuamente devuelta otra vez. Así como el hombre ve al aire como algo que le
rodea, que atrae hacia sí mismo, pero siempre devuelve afuera; de la misma
forma sentía su pensamiento como algo que él no sacaba de sí mismo, sino que
era recibido por él a través de la revelación y debía eternamente ser devuelto
a los Dioses en el momento del Solsticio de Verano.
A
los propios festivales se les dio una forma dramática, de acuerdo con esta
actitud. Los líderes de los Misterios asistían a las ceremonias portando
símbolos de sabiduría, y mientras desarrollaban los ritos de sacrificio se
despojaban de los símbolos de uno en uno. Entonces, cuando se alejaban de la
ceremonia, después de haber dejado a un lado los símbolos de la sabiduría,
aparecían como hombres que debían adquirir sabiduría otra vez en el curso del
año. Era como una confesión por parte de esos sabios de la antigüedad. Cuando
ellos habían hecho la ofrenda solemne, era como si declararan a las masas de
los que eran sus seguidores: “Nos hemos convertido en ignorantes
(nescient: ausencia de ciencia) de nuevo”.
Compartir
de esta manera el curso tomado por las estaciones del año, entrando mientras se
acerca el Solsticio de Verano en posesión de Sabiduría, y posteriormente, pasar
a un estado de ignorancia (Torheit) antes de convertirse en sabios otra vez
– los hombres sentían realmente que este era un medio de escape de los
poderes Luciféricos. Se esforzaban en participar en la vida del cosmos. Así
como el cosmos permite que el Invierno se alterne con el Verano, también ellos
dejaban que el tiempo de la sabiduría alternara en sí mismos con el momento de
la entrada en la oscuridad de la ignorancia.
Ahora
bien, había algunos cuya sabiduría era necesaria durante todo el año, y que por
esta razón no podían actuar o seguir el mismo procedimiento que los demás. Por
ejemplo, había maestros en los Misterios que practicaban el arte de curar
– porque eso también era parte de los Misterios. Naturalmente, no era
adecuado que un médico fuese ignorante en Agosto y Septiembre - si se me permite
utilizar los nombres de la actualidad de los meses - por lo que a estos hombres
se les permitía retener su sabiduría, pero a cambio hacían el sacrificio de ser
sólo sirvientes en los Misterios. Los que eran los líderes se convertían en
ignorantes durante un cierto tiempo cada año.
Reminiscencias
de esto se han mantenido aquí y allá, por ejemplo en la figura descrita por
Goethe en su poema Die
Geheimnisse
como el "Treceavo", que era el líder de los demás, pero estaba en un
estado de embotamiento en lugar de sabiduría.
Todas
estas cosas son evidencia de que la actitud hacia la sabiduría que guía a la
humanidad era totalmente diferente a lo que después se convirtió cuando los
hombres comenzaron a considerar sus pensamientos como de elaboración propia. Mientras
que antes el hombre sentía que la sabiduría era como el aire que respira, más
adelante sintió que sus pensamientos se producían dentro de sí mismo, como la
sangre. Por lo tanto, podemos decir: En la antigüedad el hombre sentía que su
pensamiento era como el aire de la respiración y en la época del Misterio del
Gólgota, comenzó a sentir que eran como la sangre en su interior.
Pero
entonces el hombre también se dijo a sí mismo: “Lo que experimento como
pensamiento ahora ya no es celestial, ya no es algo que ha descendido desde
arriba. Es algo que surge en el ser humano mismo, algo que es terrenal”. Esta
sensación de que los pensamientos de los hombres son terrenales en su origen
estaba todavía significativamente presente en los tiempos del Misterio del
Gólgota entre los que eran los sucesores tardíos de los líderes de los antiguos
Misterios. Los que en esos tiempos estaban en la cima de la vida cultural, se
decían: el hombre ya no puede tener pensamientos como los que tenían los sabios
de la antigüedad, que a través de sus pensamientos convivían con los Dioses;
ahora debe desarrollar pensamientos puramente humanos. Pero estos pensamientos
puramente humanos están en peligro de caer presos de los poderes ahrimánicos.
Los pensamientos que eran revelados al hombre desde arriba estaban en peligro
de sucumbir ante los poderes Luciféricos; los pensamientos humanos, los
pensamientos de producción propia, se encuentran en peligro de sucumbir ante
los poderes ahrimánicos.
Los
que eran capaces de pensar de esta manera en la época del Misterio del Gólgota
- en el siglo cuarto, sin embargo, la idea se perdió - estos hombres
experimentaron el Misterio del Gólgota como la verdadera redención de la
humanidad. Se decían a sí mismos: El poder espiritual residente en el Sol hasta
el momento podría ser alcanzado sólo por fuerzas sobrehumanas. Este Poder debe
ahora ser alcanzado por las facultades humanas, ya que los pensamientos del
hombre están ahora dentro de su propio ser. De ahí que deba elevar internamente
sus pensamientos a la Divinidad. Ahora que él es un pensador terrenal, debe
impregnar sus pensamientos internamente con la Divinidad, y esto lo puede hacer
a través del unirse en pensamiento y sentimiento con el Misterio del Gólgota.
Esto
significaba que el festival que alguna vez se celebra en los Misterios de
Verano se convirtió en un Festival de Invierno. En Invierno, cuando la tierra
se envuelve en su vestido de nieve y ya no se encuentra vivo intercambio con la
atmósfera a su alrededor, el hombre también está encadenado con más fuerza a la
tierra, ya no comparte la vida del amplio universo, pero entra en la vida que
está enraizada bajo el suelo de la tierra. Pero el significado de esto debe
ser entendido.
Continuamente
se nos puede hacer concientes de cómo en el entorno de la tierra no sólo hay
aquello que viene directamente desde el Sol, pero también aquello que participa
en la vida de la tierra bajo la superficie del suelo. He hablado de esto antes
al referirme a algunos hechos muy simples. - Aquellos de ustedes que han vivido
en el campo sabrán que los campesinos cavan hoyos en la tierra durante el
invierno y ponen sus papas en ellos. Allá abajo en la tierra, las papas
aguantan espléndidamente durante el invierno, lo cuál no sería el caso si
fueran simplemente almacenadas en bodegas. ¿Por qué es esto? - Piense en un
área de superficie de la tierra. Absorbe la luz y el calor del Sol que se le ha
transferido durante el verano. La luz y la tibieza se hunden, por así decirlo,
en el suelo de la tierra, para que en invierno, el verano aún está allí, debajo
del suelo. Durante el invierno es verano por debajo de la superficie de la
tierra. Y es este verano bajo la superficie de la tierra en tiempo de invierno
que permite a las raíces de las plantas a prosperar. Las semillas se convierten
en raíces y comienza el crecimiento. Así que cuando vemos una planta que crece
este año está siendo realmente activada para poder crecer por las fuerzas del
Sol del año pasado, que había penetrado en la tierra.
Por
tanto, cuando estamos viendo la raíz de una planta, o incluso partes de las
hojas, tenemos ante nosotros lo que es el verano anterior en la planta. Es sólo
en la flor que tenemos al verano de este año, puesto que la flor es conjurada
por la luz y el calor del Sol del presente año. En el brote y desarrollo de la
planta todavía tenemos el año anterior y el presente año viene a manifestarse
únicamente en la flor. Incluso el ovario en el centro de la flor es un producto
del Invierno – es decir, en realidad, del verano anterior. Sólo lo que
rodea al ovario pertenece al presente año. Así, las estaciones se
interpenetran. Cuando la tierra se pone su invernal vestido de nieve, por
debajo de ese vestido es la continuación del verano. El hombre ya no se une a
la amplia extensión, sino que vuelve la vida de su alma internamente, hacia el
interior de la tierra. Se vuelve hacia los Dioses Inferiores.
Esta
era la concepción sostenida por los hombres que estaban en posesión de la
herencia de la antigua sabiduría en el momento del Misterio del Gólgota. Y esto
fue lo que les hizo darse cuenta: Es en lo que está unido a la tierra que
debemos buscar el poder de Cristo, el poder de la nueva sabiduría que impregna
la evolución futura de la tierra. Después de pasar a la etapa de los
pensamientos de producción propia, el hombre sintió la necesidad de unir estos
pensamientos internamente con la Divinidad, impregnarlos internamente con la
Divinidad, en otras palabras, con el Impulso de Cristo. Esto lo puede hacer en
el momento en que está más estrechamente vinculado a la tierra - en el Invierno
profundo, puede hacerlo cuando la tierra se desliga del cosmos. Porque entonces
él también está desligado del cosmos y se acerca más al Dios que descendió de
esos espacios lejanos y se unió a la tierra.
Es
un pensamiento hermoso el conectar el festival de Navidad con el momento en que
la tierra está aislado del cosmos, cuando en la soledad de la tierra, el hombre
busca establecer para sus pensamientos auto-producidos una comunión con la
realidad divino-espiritual-suprasensible, y cuando, comprendiendo lo que esto
significa, se esfuerza por protegerse de los poderes ahramánicos, así como en
la antigüedad se protegía de los poderes Luciféricos a través de los ritos de
los Misterios de Verano.
Y
como bajo la orientación de los Maestros en los Misterios el hombre de antaño
fue conciente a través del Festival de Verano de que sus pensamientos se
desvanecían hacia un estado de penumbra, el hombre de hoy, que entienda
correctamente el Misterio de Navidad debería sentirse fortalecido cuando en
Navidad se inmola a sí mismo en verdades como las que ahora, una vez más han
sido expresadas. Debería sentir como mediante el desarrollo de una verdadera
relación con el Misterio del Gólgota, los pensamientos que adquiere en la
oscuridad de su vida interior pueden ser iluminados. Porque es en verdad así
cuando se da cuenta de que, en algún momento en el curso de la evolución de la
Tierra, el Ser que en épocas pre-cristianas sólo podía ser concebido como unido
al Sol, pasó a la evolución terrestre y junto con la humanidad habita en la
tierra como un Ser espiritual. En contraste con los antiguos Festivales de
Verano, donde el objetivo era que el hombre debía pasar de sí mismo hacia el
cosmos, el festival de Navidad debería ser la ocasión en la que el hombre trata
de profundizar hacia el interior, de espiritualizar, cualquier conocimiento que
haya adquirido en el ancho mundo.
El
hombre de la antigüedad no se sentía que el conocimiento fuera su posesión,
sino que era un don concedido a él, y cada año lo devolvía. El hombre de hoy
necesariamente concibe su mundo del pensamiento, su conocimiento intelectual,
como su propia posesión. Por lo tanto, debe recibir en su corazón al Ser
Espiritual que se ha unido con la Tierra, debe enlazar sus ideas con este Ser
con el fin de que en lugar de permanecer con sus pensamientos en aislamiento
egoísta, él una estos pensamientos propios con ese Ser de Sol y de Tierra que
realizó el Misterio del Gólgota.
En
cierto sentido los antiguos Misterios tenían lo que podríamos llamar un
carácter "aristocrático". De hecho, el principio de la aristocracia
realmente tuvo su origen en esos misterios antiguos, porque eran los sacerdotes
que realizaban el sacrificio en nombre de todos los demás.
La fiesta de
Navidad tiene un carácter "democrático". Lo que los hombres modernos
adquieren como aquello que realmente los hace hombres, es su reserva interna de
pensamientos. Y el misterio de la Navidad es sólo celebrado de verdad cuando
uno no hace la
ofrenda del
sacrificio por otro, sino cuando uno comparte con los demás una experiencia
común: la igualdad en la cara del Ser Solar que descendió a la Tierra. Y en los
primeros tiempos de la evolución cristiana - hasta cerca del siglo cuarto -
esto fue lo que se consideró como un principio especialmente importante de la
cristiandad. No fue sino hasta entonces que las viejas formas de los Misterios
egipcios fueron resucitados y se abrieron camino a través de Roma a la Europa
occidental, sobreponiéndose al cristianismo original y envolviéndolo en tradiciones
que tendrán que ser sustituidos si el cristianismo debe ser correctamente
entendido. Porque el carácter con el que el cristianismo fue investido por Roma
fue esencialmente el de los Misterios antiguos. De conformidad con el verdadero
cristianismo, esta constatación de la realidad espiritual-suprasensible en el
hombre no debe tener lugar en un momento en que sale de sí mismo y se da al
Cosmos, sino cuando él está firmemente dentro de sí mismo. Y esto es sobre todo
el caso cuando se une con la Tierra en el momento en que la Tierra misma se
cierra a la expansión cósmica - es decir, en Pleno Invierno.
Con
lo anterior he tratado de mostrar cómo fue que en el curso de las épocas los
Misterios en los Festivales de Verano se transformaron en el Misterio de Navidad
del Solsticio de Invierno. Pero esto debe entenderse en el sentido correcto. Al
revisar hacia atrás la evolución de la humanidad podemos profundizar nuestra comprensión
de lo que es, presentándosenos en el Misterio de Navidad. En contraste con la antigüedad
puede sentirse la importancia del hecho de que el hombre ha de mirar dentro de
sí mismo para encontrar los secretos que una vez encontraban fuera de su propio
ser.
Es
desde este punto de vista de que mi Ciencia Oculta fue escrita. Si un libro como
este hubiese sido escrito en la antigüedad (en ese entonces, por supuesto, no
habría sido un libro, sino algo diferente!) el punto de partida de las
descripciones habrían sido los cielos estrellados. Pero en el libro tal como
es, el punto de partida es el hombre: la contemplación, en primer lugar de la
interioridad del ser humano y partiendo de ahí al universo. El núcleo interno
del ser humano es seguido a través de las épocas del Antiguo Saturno, el
Antiguo Sol, la Antigua Luna, y extendido a las épocas futuras de la evolución
de la Tierra.
En
búsqueda de conocimiento sobre el mundo en la antigüedad, los hombres empezaron
contemplando las estrellas; a continuación, se esforzaron en aplicar a la
constitución interna del ser humano, lo que habían aprendido de las estrellas.
Por ejemplo, contemplaron el Sol que reveló un bastante al conocimiento
Imaginativo de aquellos días. Para el científico moderno ortodoxo, el Sol es
una bola de gas – lo que por supuesto no puede ser para el pensamiento
imparcial. Cuando el hombre de la antigüedad contemplaba el Sol externamente,
era para él la expresión corporal de alma y espíritu, así como el cuerpo humano
es una expresión del alma y espíritu. Mucho se aprendió del Sol. Y cuando el
hombre había leído en el cosmos lo que el Sol le había revelado, podía apuntar
a su propio corazón, y decir: Ahora entiendo la naturaleza del corazón humano,
puesto que el Sol me la ha revelado! - Y de manera similar en los otros cuerpos
celestes y las constelaciones, el hombre descubrió los secretos de su
organismo.
No fue
posible proceder de esta manera en el libro La Ciencia Oculta. Aunque es
demasiado pronto aún para que toda la información relevante haya sido
comprendida, el procedimiento es que pensamos, en primer lugar, sobre el ser
humano en su conjunto, con el corazón, los pulmones, y así sucesivamente, y en
la comprensión de los órganos individualmente, llegamos a comprender el
universo. Se estudia el corazón humano, por ejemplo, y lo que leemos en él nos
dice lo que el Sol es, nos dice algo sobre la naturaleza del Sol. Así, a través
del corazón, aprendemos a conocer la naturaleza del Sol; es decir, se procede
desde el interior hacia el exterior. En la antigüedad era al revés: en primer
lugar todos los hombres aprendían a conocer la naturaleza del Sol y luego
entendían la naturaleza del corazón humano. En la época moderna nos enteramos
de lo que el corazón es, lo que el pulmón es ... y así, a partir del hombre,
aprendemos a conocer el universo
Los
antiguos sólo podían dar expresión a su conciencia de esta relación del hombre
con el universo mirando hacia arriba al Sol y el cielo estrellado en el momento
del Solsticio de Verano, cuando las condiciones eran las más favorables para
sentir su unión con el Cosmos. Pero si hoy en día nos diéramos cuenta con una
intensidad interior cómo podemos llegar a conocer el universo, tenemos que
mirar en las profundidades del ser interior del hombre. Y el momento adecuado
para esto es en pleno invierno, en Navidad.
Traten
de captar el sentido profundo de este pensamiento de Navidad, mis queridos
amigos, pues hoy hay una necesidad real de dar vida otra vez a viejos hábitos
como estos. Necesitamos, por ejemplo, ser sinceros de nuevo en nuestra
experiencia del curso del año. Todo lo que cantidades de personas saben hoy en
día de la Navidad es que es una época para hacer regalos, también – quizás,
un momento en que de un modo muy externo, el pensamiento se vuelve hacia el
Misterio del Gólgota!
Son
las superficialidades como estas las realmente culpables de la gran calamidad
hacia la que la civilización humana ha derivado en la actualidad. Es allí que
gran parte de la culpa real debe ser colocada, radica en el apego a los
hábitos, y en la falta de voluntad para darse cuenta de la necesidad de
renovación - la necesidad de, por ejemplo, impregnar el verdadero pensamiento
de Navidad, el verdadero sentimiento de Navidad, con nueva vida.
Este
impulso de renovación es necesario porque sólo podemos llegar a ser hombres
otra vez en el verdadero sentido encontrando la parte espiritual de nuestro
ser. Se trata de una “Navidad Mundial” la que necesitamos, un
nacimiento de vida espiritual. Entonces, vamos a celebrar la Navidad, una vez
más como seres humanos honestos; de nuevo habrá significado en el hecho de que
en el momento en que la Tierra está envuelta en su vestido de nieve, tratamos
de sentir que nuestro mundo del pensamiento está impregnado con el Impulso de
Cristo - el mundo del pensamiento que hoy es como la sangre dentro de nosotros,
en contraste con el viejo mundo del pensamiento que era como la respiración.
Debemos
aprender a vivir más intensamente con el curso de las estaciones de lo que es
costumbre en el día de hoy. Hace unos 20 años ocurrió la idea de que sería
ventajoso tener una fecha de Pascua fija - un festival que sigue siendo
regulado por el curso real del tiempo. La idea era que la Pascua debía ser
fijada de forma permanente a principios de abril, de modo que los libros de
contabilidad no fueran siempre lanzados en la confusión debido a las variantes
fechas del festival cada año. Incluso la experiencia del hombre sobre el flujo
del tiempo debía ser arrastrada hacia la tendencia materialista de la
evolución. También a la vista de otras cosas que han sucedido, no sería
sorprendente si el pensamiento materialista, aceptara en última instancia este
arreglo. Por ejemplo, los hombres comienzan el año con el actual día de Año
Nuevo, el 1 de enero, a pesar del hecho de que diciembre (decem) es el décimo
mes, y de que enero y febrero, obviamente, pertenecen al año anterior; de modo
que en realidad el nuevo año debiera comenzar, como muy pronto, en marzo - como
de hecho era en realidad el caso en la época Romana. Pero una vez se le antojó
a un rey de Francia (a quien incluso la Historia reconoce haber sido un
imbécil) comenzar el año en medio del invierno, el 1 de enero, y la humanidad
ha seguido su mandato.
Pensamientos
fuertes y decididos son necesarios para admitir honestamente a nosotros mismos
que la salvación de la evolución humana depende de que el hombre se alíe con la
sabiduría. Muchas cosas indican que de ninguna manera lo ha hecho siempre, pero
sí que muy a menudo se alió con la ignorancia, con la nesciencia. El
pensamiento de Navidad debe ser tomado con sinceridad y honestidad, en conexión
con el Ser que dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Pero
el camino a la Verdad y la Vida en el Espíritu tiene que ser buscado
deliberadamente, y para ello es necesario que la humanidad moderna se sumerja
en las profundidades oscuras de la medianoche con el fin de encontrar la luz
que se enciende en el hombre.
La
vieja tradición de la primera Misa de Navidad que se lee a medianoche no es
suficiente. El hombre debe volver a darse cuenta en su experiencia real que lo
que es mejor y más lleno de luz en su naturaleza nace de la oscuridad que
prevalece en él. La verdadera luz nace de la oscuridad. Y desde esta oscuridad
debe nacer la luz - no más oscuridad.
Traten de
permear el pensamiento de Navidad con la fuerza que llegará a sus almas cuando
sientan con toda intensidad que la luz del discernimiento espiritual y de la
visión espiritual debe penetrar la oscuridad del conocimiento de otro tipo.
Luego, en la Noche Santa, Cristo nacerá en el corazón de cada uno de ustedes, y
ustedes experimentarán junto con toda la humanidad, una Navidad Mundial.
|