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La Filosofia de La Libertad

Puesto on-line: 25th octubre 2006

PREFACIO PARA LA NUEVA EDICIÓN DE 1918

Todo cuando en este libro se discute va dirigido hacia dos cuestiones fundamentales de la vida anímica humana. La primera es si existe la posibilidad de concebir la naturaleza humana de tal manera que se muestre como base de todo lo que le llega al hombre a través de la experiencia personal o de la ciencia, pero que no es explicable por sí mismo. Que la duda y el juicio crítico podrían conducir a la esfera de lo incierto. La otra cuestión es: ¿puede el hombre, como ser volitivo, atribuirse la libertad, o es ésta sólo una ilusión que surge en él, porque su mirada no percibe los hilos de la necesidad que mueven su voluntad, como ocurre con cualquier fenómeno de la Naturaleza?. No es una trama de conceptos artificiales lo que provoca esta pregunta. Surge de manera natural ante el alma en determinado estado. Y uno siente que al alma humana le faltaría algo de su verdadero ser si no llegara a poner ante sí, con la mayor seriedad, las dos posibilidades: libertad o necesidad de la voluntad. En este libro se intenta mostrar que las experiencias del alma que provoca la segunda cuestión en el hombre, dependen del punto de vista que sea capaz de adoptar frente a la primera. Se intentará demostrar que sí existe una concepción de la naturaleza humana sobre la que puede basarse todo el conocimiento. Y además, que con esta concepción se alcanza una justificación total de la idea de la libertad de la voluntad, si primero se encuentra la esfera del alma en la que puede desenvolverse la libre voluntad.

La concepción a la que nos referimos en relación con estas dos cuestiones es tal que, una vez asimilada, puede convertirse en parte integrante de la misma vida anímica activa. No se dará una respuesta teórica que, una vez asimilada, quede como mera convicción guardada en la memoria. Para el modo de pensar sobre el que se basa este libro, una respuesta así sería solamente una contestación aparente. No se da una respuesta final y cerrada, sino que se apunta a una esfera de la vida anímica en la que, la actividad interior del alma misma da, en todo momento en que el hombre lo necesite, una respuesta viva a su pregunta. A quien descubre la esfera del alma en la que se desenvuelven estas cuestiones, la contemplación verdadera de esta esfera le proporciona lo que necesita para la comprensión de estos dos enigmas de la vida. Y con el conocimiento que adquiere puede adentrarse más profundamente en el enigma de la vida, según la necesidad y el destino le motiven.

Con todo ello creo que queda demostrado que existe de hecho un conocimiento que prueba su justificación y validez por su propia vida y por su afinidad con toda la vida anímica del hombre.

Así es como concebí el contenido de este libro al escribirlo hace veinticinco años. También hoy tengo que volver a escribir estas frases si quiero caracterizar las principales ideas de este libro. En la primera versión de entonces me limité a no decir más que aquello que en el sentido más estricto se relaciona con las dos cuestiones fundamentales. Si alguien se extraña de que en este libro no se encuentre ninguna referencia al campo de las experiencias espirituales descritas en mis libros posteriores, debe tener presente que no era entonces mi intención dar una descripción de los resultados de la investigación espiritual, sino que primero quise poner el fundamento sobre el que pueden basarse tales resultados. Esta “Filosofía de la Libertad” no contiene ni resultados específicos de ese tipo, ni resultados especiales de la ciencia natural; pero lo que contiene es algo de lo que, en mi opinión, no puede prescindir quien aspire a construir un fundamento seguro para tales conocimientos. Lo que se dice en este libro puede ser aceptable incluso para aquellas personas que por motivos personales no se interesan por los resultados de mi investigación espiritual. Sin embargo, lo que aquí se intenta demostrar puede ser importante también para aquél a quien los resultados científico-espirituales atraigan. Esto es: demostrar que la observación imparcial que abarca simplemente las dos cuestiones descritas, fundamentales para todo conocimiento, conduce a la convicción de que el hombre vive verdaderamente en un mundo espiritual. En este libro se intenta justificar el conocimiento del mundo espiritual antes de entrar en la experiencia espiritual. Y esta justificación se expone de tal manera que, para encontrar aceptable lo que aquí se dice, no es necesario hacer referencia a lo largo de la exposición a experiencias, cuya validez he mostrado más tarde, siempre que uno quiera o pueda seguir el desarrollo de estas exposiciones.

Por lo tanto, me parece que este libro, por un lado ocupa un lugar totalmente aparte de mis escritos esencialmente científico-espirituales; y por otro, que se halla estrechamente vinculado con ellos. Todo esto me ha inducido ahora, después de veinticinco años, a volver a publicar el contenido de este libro, sin introducir casi ningún cambio en lo esencial. Sólo he añadido suplementos a un número de capítulos. Las experiencias que he tenido con respecto a interpretaciones erróneas de mis ideas, han hecho que me parecieran necesarias dichas ampliaciones. Sólo he cambiado lo que me ha parecido que no estaba expresado con suficiente claridad hace veinticinco años. (Solamente alguien mal intencionado lo interpretaría como un cambio en mi convicción fundamental).

El libro está agotado desde hace muchos años. A pesar de que, como se desprende de lo dicho anteriormente, me parece que hoy debe decirse sobre los problemas mencionados lo mismo que hace veinticinco años, he dudado durante largo tiempo sobre la preparación de esta nueva edición. Me preguntaba si en ciertos pasajes no debería discutir las numerosas ideas filosóficas que han aparecido desde la primera edición de este libro. La dedicación a las investigaciones puramente espirituales en los últimos tiempos me ha impedido hacerlo en la forma que hubiera deseado. Pero después de ocuparme detenidamente con el trabajo filosófico de nuestro tiempo, me he convencido de que, por más interesante que pudiera ser una discusión de este tipo, no debe incluirse dentro del contenido de mi libro. Sin embargo, lo que me ha parecido necesario decir sobre las nuevas corrientes filosóficas, desde el punto de vista de “La Filosofía de la Libertad” , se encuentra en el segundo tomo de mi obra “Enigmas de la Filosofía”.1

Rudolf Steiner

Abril 1918





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